El riesgo por innovar y ser diferente puede terminar resultando en el más absoluto fracaso. Estos coches son el mejor ejemplo…
Mucho ruido y pocas nueces
No hay mejor forma de describir el Chevy SSR 2004 que con este refrán popular. Y es que tanto esmero que sus diseñadores pusieron en él, que se olvidaron de dotarlo adecuadamente para que fuera tan rápido y deportivo como su forma sugería. Para sus conductores era un tipo de coche lento y seguro, que poco se identificaba con la imagen que intentaba vender. Como resultado, solo duró unos meses en el mercado antes de que fuera retirado y catalogado como fracaso. ¡Ouch!
Fracaso estrepitoso
El experimento entre Lincoln y Ford fue un fracaso estrepitoso, y es que después de que fuera lanzado en 2002, no llegó al año de vida antes de que fuera retirado del mercado. La intención de los fabricantes no era descabellada: crear una especie de 4×4 de lujo. Sin embargo su mecánica y estilo tan dotado de glamour en el interior del vehículo, no parecían ir de la mano con el espíritu de este tipo de camioneta.
Casi no lo cuentan
Cualquiera diría que Maserati es invencible, pero hasta los más grandes pecan, y este error pudo costarle muy caro a los famosos fabricantes de coches de lujo. Fue el modelo Biturbo el que supuso un bajón en la reputación de la marca, al punto de considerarlo el motivo por el que tuvieron que dejar los Estados Unidos desde el 91 al 2002. Sea como fuere, el modelo sí que si siguió vendiendo fuera del norte de América.
Otro más muerde el polvo
Para grandes marcas que fallan, Ferrari. Quisieron revolucionar el mercado con el Mondial 8 en los años 80, pero nada más lejos de la realidad. Tan solo duró dos años este modelo antes de que fuera retirado. Se dijo que el sistema fallaba de manera grotesca en este coche. Pese a ser alabado durante su presentación, una vez fue probado por los conductores este auto recibió las peores críticas. Time lo designó como el octavo peor coche de todos los tiempos…
Una cuestión de política
Cuando Alemania estaba dividida por el muro de Berlín, se enfrentó a varios problemas a nivel interno. Los fabricantes de coche no fueron la excepción. La parte del Este creó su propia versión del Beetle ante la negativa de comprar a sus vecinos. Pero no imaginaron que el Trabant sería todo un fracaso. Algunos de sus detalles más escandalosos: no tenía cinturones de seguridad, carecía de indicador de gasolina, y hacía falta abrir el capó para cargar el combustible, entre otras cosas…
