La historia del Porsche 911 S Targa de 1967 que puedes ver en la imágenes y que te vamos a contar a continuación es el arquetipo perfecto de «barn find» o hallazgo de granero en la que todo petrolhead soñamos estar envueltos en nuestra vida. Este nueve-once fue el primer Targa de su clase entregado en Alemania, en concreto un 24 de enero de 1967 en Dortmund, y que como era habitual en la época, sólo dos años después se embarcó rumbo a Estados Unidos donde lo esperaba su nuevo y ansioso propietario, quien lo disfrutó hasta que en 1977 lo dejase olvidado en un garaje de Long Beach cubierto por una lona de plástico. Cuarenta años de hibernación soportó hasta que lo descubriera un entusiasta de la marca que decidió darle una segunda vida de la mano de Porsche Classic.
Hace tres años que dio comienzo un proceso de restauración que básicamente consiste en devolverlo a un estado, literalmente, igual que salido de fábrica. Según cuenta la gente de Porsche Classic, esta unidad es muy especial, pues se trata de uno de los 925 911 S Targa que se construyeron con cristal trasero blando (posteriormente se recurrió a un cristal como tal, y no a una lona con un plástico transparente similar al techo flexible de un roadster), además de contar con bastantes opcionales originales de la época, como la calefacción original Webasto, la radio Blaupunkt, luces antiniebla o termómetro exterior.
Así pues, una vez que llegó a las instalaciones de Zuffenhausen en un estado lamentable, pero afortunadamente completo, los especialistas de Porsche lo examinaron al detalle para estimar el coste de la restauración, que su nuevo propietario aceptó de inmediato, y se pusieron manos a la obra. El primer paso fue desmontar todo el coche por completo, por un lado el motor y la caja de cambios, que fueron totalmente reconstruidos siguiendo las especificaciones originales y comprobados.
Sin embargo, el trabajo más laborioso fue el de chapa y pintura, que por sí solo supuso más de mil horas, pero tiene su explicación. La carrocería se separó en todos los paneles que la conforman, subsanando cualquier indicio de corrosión, para a partir de ahí llevarla a la misma línea que fabricación donde a las actuales carrocerías de los nuevos Porsche reciben un baño de protección catódica, y finalmente pintarla a mano con un tiempo de secado entre capa y capa de tres semanas. Pero además, como la intención de su nuevo dueño era conducirlo y no tratarlo como objeto de exposición, se le aplicó un film protector especial.
Hasta ahí podemos decir que fue la «parte fácil» de esta restauración, porque hubo dos grandes retos. Por un lado, y a pesar de tratarse de un departamento oficial de Porsche con acceso a multitud de información técnica y a más de 60.000 referencias originales, encontrar ciertos recambios que no procediesen de terceros es un reto para modelos de estas características. Asimismo, el cliente se empeñó en que el nuevo techo flexible conservase su aspecto y tacto original, y no tuviese el tacto más robusto y rígido de los actuales. Por tanto, se elaboró uno de forma completamente artesanal siguiendo esas especificaciones. Igualmente, también fue deseo del cliente evitar la actual pintura en polvo más adecuada para recubrir ciertas partes del chasis, paneles del motor o del filtro de aire, y usar la misma pintura negra bicomponente de antaño.
Finalmente no queremos terminar sin dar un repaso al apartado mecánico de este 911 S Targa Polo Red de 1967, que cuenta con un motor bóxer seis cilindros de 1.991 cc que produce un discreta potencia de 160 CV a 6.600 rpm para los estándares actuales, y que se completa con dos carburadores Weber y un cambio manual de 5 relaciones. Con todo ello, y gracias a su peso pluma de 1.030 kg, consigue un 0 a 100 km/h en 7,6 segundos y una velocidad máxima de 225 km/h.